Especializadísimos
sábado, 2 de julio de 2011
El precio de la diversión
viernes, 1 de julio de 2011
El que vendió mejor el cambio
Ollanta Humala es el nuevo presidente del Perú aunque el 48.5% de la población no esté de acuerdo. El mandatario electo, paradójicamente, no sólo es rechazado por la mitad del país sino crea en ella un auténtico miedo -la caída de más de doce puntos de la Bolsa de Valores de Lima al día siguiente de su elección es un claro ejemplo.
¿Cómo, entonces, un personaje con tanto rechazo pudo llegar a ocupar el cargo político más importante de la nación? Por un calculado y estratégico manejo de campaña que no sólo 'vendió' la imagen de un remozado y democrático Ollanta Humala sino que aprovechó de manera oportuna los errores del rival.
Fue una competencia que, aunque tuvo repuntes y giros, estuvo marcada por estrategias centrales de campaña en ambos bandos. Gana Perú tuvo claro desde el inicio que el Humala del 2005 no iba a aganar la elección, por lo que transformaron absolutamente al ex comandante.
Desde su discurso político y económico y hasta sus gestos y atuendo fueron transformados. La estrategia para ganar la segunda vuelta era convencer a la población de que Humala era otro. Un candidato plural, democrático, moderado y alejado de la sombra de Hugo Chávez.
Por el lado de Fuerza 2011, la meta trazada fue desligarla del padre y demostrar que era una candidatura independiente, opuesta al atroz gobierno de la década de los 90.
Ambos arrancaron de manera distinta. Tras concoerse que ambos pasaban a segunda vuelta, Keiko Fujimori, ante miles de seguidores y la prensa nacional y extranjera, proclamó al gobierno de Alberto Fujimori como el mejor de la historia. Con un desatino político asombroso vociferó los “logros” de la década fujimorista sin tomar en cuenta las sentencias contra varios de sus integrantes.
El primer paso de Gana Perú fue más inteligente, lejos de endurecer su política y darle la espalda a las modificaciones, se alió de inmediato con técnicos independientes para modificar y descafeinar -en palabras de Vargas Llosa- su plan de gobierno.
En los día siguientes, y tras el repunte de Keiko, Humala y su equpo se encargaron de 'vender' bajo todas las formas posibles el famoso cambio: cambios de programa de gobierno, acercamientos a figuras como democráticas y respetadas de la política y las artes, como Alejandro Toledo y Mario Vargas Llosa.
En la esquina naranja, la autoproclamada independencia de Keiko Fujimori, respecto de su padre, se fue desgastando con las evidencias d ela participación activa de Alberto Fujimori en la campaña.
Además, si buscaban desligarse del gobierno dictatorial que tuvieron, las frases 'poco felices' que lanzaron frente a la televisión de señal abierta, termianorn por tirar abajo cualquier intento por llegar a palacio."El presidente del Poder Judicial tendrá que responder por la sentencia a Fujimori”, fue la primera señal. La frase amenazante que Martha Chávez le lanzó al juez César San Martín por televisión, le costó la censura permanente a la congresista pero no fue el último traspié naranja.
“Nosotros matamos menos” y “las esterilizaciones no fueron contra su voluntad sino sin su voluntad” -frases que el vocero del partido, Jorge Trelles, y el candidato a la vicepresidencia, Rafael Rey, respondieron, respectivamente, cuando no pudieron encontrar más justificaciones a las matanzas del régimen fujimorista y a su abusiva política de esterilizaciones forzadas- terminaron por confirmar el temor de algunos indecisos.
El fujimorismo, pese a sus esfuerzos, no había cambiado.Ni corto de prerezoso, Gana Perú aprovechó estos 'pases de taco' para mantenerlo en la agenda mediática y en el imaginario popular los últimos 15 días de campaña. Haciendo muestra de un olfato político agudo, restregaron las metidas de pata fujimoristas una y otra vez.
El triunfo humalista radicó en eso: convencer del cambio de Humala y remarcar la naturaleza u sus oponentes. UNos consiguieron su propósito los otros se quedaorn en el camino.
Los delirios de un dictadorzuelo
Carlos Burgos y su intento por arrebatarle un terreno a un colegio
El alcalde de San Juan de Lurigancho, Carlos Burgos, tiene por costumbre sorprender de forma no tan grata a los vecinos del distrito y a la opinión pública en general. En estos casi cinco años de gestión, Burgos, por ejemplo, ha cambiado hasta dos veces de partido político durante una misma campaña municipal.
Ordenó, también, la cancelación de la construcción del hospital de la solidaridad por la gestión de Susana Villarán, días antes a su inauguración.
Incluso, durante la misma, agentes de serenazgo de SJL -actuando como matones- prohibieron el ingreso de los pacientes, a quienes, además, un grupo de personas incomprensibles -al servicio de Burgos- les lanzó huevos.
Resulta que ahora, este alcalde, quiere arrebatarle un terreno de más de 21 mil metros cuadrados al colegio Antenor Orrego, institución educativa emblemática del distrito.
Demostrando una falta de criterio asombrosa y un carácter dictatorial preocupante, Burgos se ha enfrascado en un lío judicial con este colegio para apropiarse del área donde ahora funcionan pabellones de aulas y canchas de fútbol.
El argumento que ha dado la municipalidad de SJL es que el área ocupada por el colegio no le pertenece ya que está registrada como espacio público. Por tal razón, Burgos ha anunciado la construcción de un parque zonal en dicho espacio.
Si bien es cierto que el terreno está registrado como un parque, Burgos parece estar olvidando -convenientemente- ciertas medidas legales.
Tras 27 años utilizando el espacio, el colegio Antenor Orrego buscó regularizar su situación ante la Municipalidad de Lima. En 1991 la comuna limeña emitió la resolución n° 420 que ordenó el cambio de zonificación del terreno de ‘residencial’ a equipamiento ‘educativo’. Según la ordenanza, la medida fue decretada exclusivamente para que el colegio construya en esa zona un complejo deportivo.
En el 2003 la gestión de Luis Castañeada ratificó esta mediante la ordenanza n° 1081, correspondiente al reajuste de los usos del suelo del distrito de San Juan de Lurigancho.
Pese a estos amparos legales, Burgos se empeña -por razones, francamente, incomprensibles- en reclamar para el municipio la zona en disputa. Este alcalde no piensa en la inversión que ha hecho el colegio, a lo largo de sus 47 años de existencia, en ese lugar. No toma en cuenta que su afán por construir un simple parque zonal dejará sin espacio la educación de 3600 alumnos.
Cualquier autoridad gubernamental, con el mínimo de razonamiento común, optaría por privilegiar la educación de sus ciudadanos, pero ese no es Burgos. Con este ‘capricho’ no hace más que confirmar que es un dictadorzuelo con delirios de grandeza, que cree que en SJL puede hacer lo que se le venga en gana.
La ley de las propinas
El año pasado el reconocido chef peruano y presidente de la Sociedad Peruana de Gastronomía (Apega), Gastón Acurio, demandó un mayor control del Estado hacia los restaurantes, ya que, cobraban el servicio de propinas y no era repartido entre los trabajadores.
Esta semana el Congreso decidió llevar al pleno la aprobación del proyecto de Ley 4730-2010 CR. Fue presentado el 11 de marzo de este año y su objeto es básicamente restituir de manera general y obligatoria el recargo al consumo para todos los trabajadores que laboran en restaurantes, bares, hoteles y establecimientos similares.
La propuesta, denominada “Ley de recargos al consumo”, implica el recargo obligatorio del 10% a la cuenta en el tipo de establecimientos mencionados, el cual será a favor de los trabajadores, bajo el concepto de propinas.
La disposición anterior
La actual Ley 25988, propone un recargo al consumo de manera opcional dependiendo del establecimiento, y va desde el 1 al 13%.
Jorge del Castillo, el congresista que propuso el nuevo proyecto, precisó en un programa radial que “es el mismo 10% que se viene pagando. Nada más que ahora queremos que sea una obligatoriedad legal”.
Lo beneficioso de este nuevo proyecto sería que los trabajadores tendrían un porcentaje seguro de las propinas y este llegaría de forma efectiva a sus manos.
Sin embargo, la real situación parece ser más compleja de lo que cree el congresista Del Castillo. No es tan fácil volver obligatorio un pago que antes era voluntario y pretender asegurar “que es el mismo”.
Las posibles consecuencias
Las críticas por parte de los dirigentes del sector no se hicieron esperar. Carlos Canales, presidente de la Cámara Nacional de Turismo (Canatur), se pronunció y dijo que esta medida de carácter obligatorio afectará a más de 12.000 hoteles y más de 72.000 restaurantes a nivel nacional. Por lo anterior, muchas personas dejarían de ir a estos establecimientos para evitar el nuevo cargo adicional.
Dijo que incluso la nueva propuesta, también llamada “ley de propinas”, podría limitar la creación de nuevos establecimientos en este rubro. “Con el aumento de los costos la demanda se reduciría y lo mismo le sucedería al mercado de trabajo”, señaló.
Así también, las más afectadas, según Canales, serían las pequeñas y medianas empresas ya que al elevar sus costos en un 10%, la mayoría podría salir del mercado. Los clientes de bajos recursos a los que se dirigen no soportarían este incremento en la tarifa de los locales en los que suelen consumir.
En nuestro país el mayor número de empresas pertenece al rubro de la Mypes y Pymes, por lo que hace falta examinar los reales alcances, en cuanto a beneficios y daños que puede ocasionar una ley de estas características. El mayor porcentaje de ingreso se lo llevan las grandes empresas y dejan un pequeño margen económico al resto de establecimientos que compiten en el mismo rubro.
La ley y la informalidad
Para Gastón Acurio, la mayoría de restaurantes sí reparten el 10% que se recarga a la cuenta de los clientes. Sin embargo, quienes no lo hacen le están robando al Estado por llevarse ese porcentaje libre de impuestos.
“La labor necesaria es de fiscalización de esos restaurantes. Los trabajadores ven cómo ante sus propias narices cobran por los servicios pero esto no es repartido. Hay que saber qué empresas son esas”, señaló.
La nueva ley propone la obligación a los establecimientos a llevar un registro especial, en donde se consigne el monto recibido por concepto de recargo; y así, poder ser distribuido a los trabajadores conforme a ley.
Sin embargo, para el presidente de Canatur, la ley solo aumentaría la informalidad en las empresas. “Lo más probable es que al tratar de evitar encarecer las tarifas, los establecimientos decidan dejar de emitir boletas o facturas”, apuntó.
Es cierto que en el Perú existe mucha informalidad y antes de tratar de proponer un pago obligatorio, primero debemos conocer bien cuál es la realidad de la economía en este sector y, además, asegurarnos que la fiscalización este funcionando.
Este es uno de los grandes retos del nuevo gobierno, para luego apuntar hacia leyes que pretendan poner más controles, que no aumenten la informalidad ni acaben con relaciones laborales en las que el empleador decida no poner en planilla a sus trabajadores para evitar pagar impuestos que a la larga acabarían con su negocio.Kenji Fujimori, presente
Joven en huelga de hambre por los animales
El gobierno no se ha pronunciado hasta el momento. Solo la PCM se ha comunicado con ellos dándole a conocer que se estaba pidiendo al Ministerio de Agricultura y al Congreso, el estado en el cual había quedado la ley para ver su viabilidad. Eso les dio una esperanza, pero hasta ahora nada. Al no ser escuchados llegaron a la huelga de hambre.
El robo del poder amazónico
Los términos del acuerdo de integración energética entre el Perú y Brasil ya han sido definidos por ambos países hace ya algún tiempo. Así, se habría acordado que el 80 % de la electricidad generada en las cinco centrales hidroeléctricas que se planea construir en nuestra selva sirva para nutrir el sistema energético del país vecino, mientras que el resto estaría destinado al mercado peruano. Esta decisión, negociada por el gobierno con sigilo e ignorando a las poblaciones afectadas y las advertencias de los ambientalistas, pone en riesgo la biodiversidad de nuestro primer pulmón natural. La represa de Inambari, la primera de esta saga de megaproyectos que transformarían el rostro de la amazonía peruana, es un buen instrumento tanto para el Congreso como para la población para mover los hilos políticos y renegociar ciertos aspectos lesivos para nuestro país.
Turbias evasiones
Inambari, uno de los cinco megaproyectos brasileños que asoman en nuestra selva, será una de las hidroeléctricas más grandes del Perú y la quinta en tamaño en Latinoamérica.
Esta infraestructura implica la construcción de una represa –o estanque de agua– que inundaría
Mediante una Resolución Ministerial (N° 287-2008-MEM-DM), publicada el 18 de junio de 2008, se otorgó la concesión temporal a favor de EGASUR por un plazo de 24 meses, el mismo que venció el 18 de junio de 2010. Conforme a ello, EGASUR tenía la obligación de desarrollar los estudios a nivel de factibilidad relacionados a la actividad de generación de energía eléctrica en la futura Central Hidroeléctrica Inambari hasta el 18 de junio de 2010.
Sin embargo, EGASUR no pudo concluir con los estudios establecidos en el cronograma de ejecución presentado para la obtención de la concesión temporal ante la DGE. Por eso, el 7 de mayo de 2010, EGASUR solicitó la renovación de la concesión temporal (Carta EGASUR C011/10 con N° de Expediente 1988093). Como parte de la solicitud de renovación de la concesión temporal, EGASUR se comprometió a presentar y cumplir con el nuevo cronograma de ejecución de estudios, el mismo que concluyó el 7 de octubre de 2010. Los acuerdos fueron: la elaboración del Estudio de Factibilidad, la realización de los eventos del procedimiento de participación ciudadana, incluyendo la audiencia pública, la presentación del Estudio de Impacto Ambiental (en adelante, “EIA”) ante la Dirección General de Asuntos Ambientales Energéticos y la presentación de la solicitud de la concesión definitiva.
Como para dar base a sus promesas y para garantizar el cumplimiento de sus obligaciones, EGASUR presentó una Carta Fianza (N° D193-00847362) por el importe total de S/. 875,000.00, que tenía vigencia hasta el 11 de mayo de 2011.
Como resultado de tan prometedor panorama dibujado por la empresa, el 18 de junio de 2010 se emitió una Resolución Ministerial (N° 259-2010-MEM/DM), EGASUR obtuvo la renovación de la concesión temporal hasta es entonces vigente hasta el 7 de octubre de 2010.
Sin embargo, según un estudio legal hecho por el estudio de abogados Miranda & Amado que representaba a EGASUR en el 2010 y que nos fue proporcionado por una fuente dentro de la firma jurídica, se argumentaba que “el titular de la concesión temporal debe cumplir con realizar los estudios a nivel de factibilidad de acuerdo al cronograma de ejecución de estudios presentado”, pero más nada. Con esto se fijaba una postura: cualquier otra actividad contemplada en el cronograma de ejecución de estudios distinta a los estudios de factibilidad “no sería legalmente exigible” para el titular de una concesión temporal. Lo contradictorio es que en su página institucional se ufanan de ser una empresa “comprometida con el desarrollo” social. Un típico doble discurso.
La ruta correcta
Pero un estudio de factibilidad no es equivalente a un estudio de impacto ambiental. Como usted ya debe haber notado, amigo lector, existe premura por la obtención de la concesión definitiva del territorio por parte de la empresa brasilera con el menor de los compromisos medioambientales. Eso se pone de manifiesto por las constantes evasivas a preocuparse un poco más por el impacto de su accionar en la zona. Desde el principio de las negociaciones con el estado y el gobierno regional, la empresa buscó deslindarse de las responsabilidades legales que acarrea la realización de un estudio de impacto ambiental.
Cabe aclarar que EGASUR se ha acogido a la premisa jurídica de que la concesión temporal se otorga para realizar estudios de factibilidad (técnica, económica y ambiental) por la cual uno o varios interesados en un proyecto de generación hidroeléctrica pueden solicitarla y si cumplen los requisitos, obtenerla mediante Resolución Ministerial. Esto significa que la concesión temporal no es exclusiva ni excluyente porque simultáneamente pueden obtenerla otros varios interesados.
Para llegar a obtener el otorgamiento de la concesión definitiva una empresa debe pasar por un recorrido legal. Este comienza cuando se culminan los estudios de factibilidad (los estudios de factibilidad técnica, los estudios de factibilidad económica y los estudios de factibilidad ambiental). Luego, el concesionario interesado en construir una hidroeléctrica, el concesionario temporal, los entrega al MINEM -Dirección General de Electricidad (DGE) en el plazo fijado para la concesión temporal (2 años y /o el tiempo adicional permitido por la RM). Si quiere obtener la concesión definitiva, la solicita a la DGE y recién en ese momento esta dependencia revisa los 3 estudios de factibilidad; asimismo, además el interesado debe adjuntar el Estudio de Impacto Ambiental-EIA, aprobado por la Dirección General de Asuntos Ambientales (el EIA debe incluir el debate amplio y detallado con la participación ciudadana de los afectados por las estructuras que se proyecta construir, en el caso que analizamos, la hidroeléctrica) y otros requisitos como por ejemplo, la garantía económica.
EGASUR se zurró en el camino. El Acuerdo de suministro de electricidad, aquel que ya tiene casi un año de nacimiento, es el umbral para que empresas extranjeras se sientan amparadas y apliquen las voraces lógicas del libre mercado en nuestro territorio
El balón en su cancha
El venidero Congreso de la República del Perú tendrá una enorme responsabilidad constitucional y política: renegociar los compromisos asumidos en el suscrito Acuerdo de suministro de electricidad entre Perú y Brasil.
En este documento, se imponen al Perú condiciones desfavorables para su bienestar, al afectarse las capacidades para diseñar su estrategia energética y, además, al dañarse el hábitat y la sostenibilidad social y ambiental de importantes áreas de la Amazonía peruana. El bienestar para el Perú no ha sido demostrado. Los voceros del Acuerdo destacan beneficios, pero no consideran los costos. Es decir, con el Acuerdo suscrito se configuró un marco político y regulatorio que permite a los actores privados no asumir el conjunto de los costos sociales y ambientales de sus acciones.
Y pudo darse marcha atrás cuando el acuerdo aún se encontraba en su etapa de negociación bilateral, en la que tomaron partido los Ministerios de Energía de ambos países. Esta etapa estuvo marcada por el apresuramiento, la casi inexistente coordinación intersectorial y el limitadísimo debate público sobre un asunto de tanta trascendencia para la prosperidad nacional.
Durante el proceso de negociación del Acuerdo hubo posturas y posiciones cuestionables, tales como la postura peruana en la primera etapa del proceso que pretendió comprometer para la exportación a Brasil hasta 20,000 MW de energía, lo que ha terminado en 6,000 MW con una tolerancia del 20%. Este “margen de tolerancia” es mayor a toda la energía suministrada por el complejo hidroeléctrico del Mantaro.
Otra postura cuestionable fue la oferta peruana de febrero del 2010 de “Actuar con diligencia y celeridad en la ejecución de los procedimientos para el otorgamiento de concesiones, autorizaciones, licencias, permisos, certificados, gestión de servidumbres, afectación de bienes, aprobación de estudios de impacto ambiental para la suscripción de contratos, entre otros, para lo cual emitirán las disposiciones que sean necesarias.” (ver art. 4º de la propuesta peruana contenida en la carta de la Embajada del Perú al Ministerio de Relaciones Exteriores de Brasil, Nota nº 5.2.M/055, del 17 de febrero del 2010).
Si bien esta lesiva condición para los intereses del Perú no fue incluida en el Acuerdo firmado en Manaos el 16 de junio del 2010, lo que representó un avance no se hizo hincapié en elaborar un marco regulatorio para que las partes se comprometan con los más altos estándares ambientales y sociales. Además, existen omisiones injustificables y compromisos que son perjudiciales para el Perú.
Probablemente este resultado nefasto para las regiones afectadas se deba a que el Ministerio de Energía y Minas, prácticamente actuó sin coordinación con otro sector gubernamental. Por lo menos, no aparecen registros destacables de los aportes de otros sectores como Ambiente y la Autoridad Nacional del Agua, ANA. Ningún representante de ambas carteras fue lo suficientemente transparente para responder sobre el tema.
Un acuerdo de este tipo no debe dificultar el desarrollo de la matriz energética peruana, orientada a aprovechar las importantes fuentes de energía renovable, limpia y barata que el Perú dispone en otras áreas de su territorio. Actualmente el país cuenta con 52,000 MW de potencial de energía limpia. Es decir, cerca de 9 veces más que la demanda interna. Son 22,000 MW de hidroeléctricas en los Andes, 20,000 MW de energía eólica en la Costa y cerca de 10,000 MW de energía termo solar ¿Por qué entonces el apresuramiento en vender energía a Brasil? ¿Cuáles son los intereses nacionales que determinan esta urgencia? Peor aún cuando las autoridades de ambos países no aceptaron incluir en el Acuerdo el compromiso de preservar los servicios de los ecosistemas amazónicos.