Artista visual Mauricio Delgado busca, a través del blog ‘Un día en la memoria’, crear un calendario con las fechas que marcaron a nuestro país durante el conflicto armando interno.
Por: Carlos García Lazo
¿Cómo nace en ti esta preocupación por los temas de derechos humanos?
Yo desde pequeño sabía que en el país había un conflicto violento que generaba desaparecidos por conversaciones en la familia. Hace ya ocho años con la entrega del informe final de la CVR despierta en mí con fuerza el trabajar desde el arte estos temas. Me parecía que el arte tiene un potencial importante y transformador para transmitir y sensibilizar el tema de memoria y derechos humanos. La CVR detona todo esto, hay una gran explosión de información en la sociedad y, por el otro lado, una guerra sucia contra la comisión. A raíz de eso me animo a trabajar estos temas.
El calendario de la memoria.
¿Qué es ‘Un día en la memoria’?
Es un espacio virtual en el que se están recogiendo, casi todos los días, hechos que tienen que ver con la memoria de nuestro pueblo a raíz del conflicto armado. Una gráfica por día, acompañada de un pequeño texto. He querido darle prioridad a la imagen, trabajada digitalmente, que busca complementar el texto, darte esa información capaz de tocarte fibras sensibles.
¿Cómo nace la idea de recoger en un blog las fechas más importantes del proceso de violencia interna que vivió el país?
La idea la tuve dando vueltas en la cabeza, y un día apareció y decidí hacerlo. No me iba a quedar solo en el hecho delictivo, en la tortura, en el asesinato o el genocidio; también vamos a incluir los hechos que muestran el valor de la gente sobre el terror, aquellos pequeños triunfos que hemos tenido. Está también la marcha por la paz, la fundación de ANFASEP, la sentencia a Fujimori, la rebelión de la comunidad de Xaxamarca ante el dominio senderista. La guerra fue terrible, pero también hubo mucho valor de parte del pueblo que la padeció.
¿Cuáles son las fuentes a las que recurres para recolectar toda esta información?
Digamos que la fuente principal es la CVR, pero tengo otras. Uso el archivo de Aprodeh, de IDL, de la Conferencia episcopal, amigos que tienen datos anotados. Básicamente me ayudan los archivos de las organizaciones de derechos humanos, información de los familiares, y la CVR.
Muchos van a decir que es una iniciativa bacán, y se preguntarán qué es lo que buscas con este proyecto ¿Cuál es el fin?
Lo económico no es ni siquiera una posibilidad. Estos cuadros de memoria, estas iniciativas no tiene mercado. Todo parte de la indignación, de la rabia, de no querer quedarse quieto frente al proceso de violencia, ante el sistema que nos gobierna y las injusticias de toda la vida. Mi arte busca ser crítico siempre, el papel del arte para ser un detonante ideológico en la gente es muy fuerte.
¿Cómo ha sido recibido el proyecto? Veo que tienes el apoyo del Equipo Peruano de Antropología Forense (EPAF) ¿Cómo conseguiste este apoyo?
A fines del año pasado conversé con la gente del EPAF para que me apoye en la difusión de ‘Un día en la memoria’. Ahora está saliendo un compilado mensual financiado por ellos. El EPAF se puso la camiseta del proyecto y lo incorporó dentro del espacio que ellos tienen de memoria que se llama ‘Desaparecidos hasta cuando’.
Más allá de la web ¿Te han propuesto exponer los trabajos del blog en algún lugar?
Hay dos posibilidades. A mí me gustaría que se presenten todos los casos que se van a recoger a lo largo del año, no sé si en una exposición, me gusta más la idea de una publicación para tener un calendario para el próximo año. Lo otro es expandir el tiraje de ejemplares que imprime el EPAF, para repartir en los viajes que ellos realizan al interior del país.
El Museo de la memoria.
Me contabas que en un viaje a Ayacucho conociste el Museo de la memoria que hicieron las madres de ANFASEP
El museo del ANFASEP es precioso, entre comillas. Está muy bien montado, la información es clara y te sensibiliza, logra su objetivo. Estar ahí y que las señoras te cuenten su historia ellas mismas es una experiencia importante. Sin embargo está un poco alejado, lejos del centro. Cuando yo fui las mamitas de ANFASEP se estaban empadronando para formar parte del registro único de victimas y se nos acerca una señora y nos dice “ustedes son practicantes, ¿de qué país son?”. Y no eramos ni practicantes, ni de otro país. Eramos un grupo de artistas que quería conocer el museo y el trabajo que hacen ellas. Lamentablemente al museo de ANFASEP sólo va gente de fuera, limeños o gente de ONGs de otros países. Es contradictorio y significativo de lo que fue el proceso de violencia en el Perú, y de lo que sigue siendo.
¿Cómo ves el tema del Museo de la memoria que se está haciendo en Lima?
No me molesta tanto el tema de la ubicación, en la Costa Verde, como he escuchado a algunos. Lo que me molesta es el proceso de los contenidos que van a ir en el museo. El grueso de nuestra población afectada por la violencia eran campesinos quechuahablantes pobres que no recuerdan a blanco y negro y en papel o fotografías, sino que tienen diversas formas de recordar: retablos, tablas de Sarhua, arpillería. ¿Qué tanta voz se le está dando a los protagonistas, a los que estuvieron en el centro de la guerra? Me preocupa que sea simplemente una iniciativa gubernamental impuesta desde arriba sin tomar en cuenta a la población. Creo que es una estrategia errada porque si quieres que la gente sienta algo suyo, lo aprecie, lo valore y lo promueva, es cuando los hacer parte del proceso.
Así como tú, hay iniciativas artísticas independientes que trabajan el tema de memoria. ¿Se han contactado con ustedes para formar parte del museo ‘oficial’?
Sé que algunas personas han estado conferencias, seminarios y se les ha contactado. En mi caso, con el grupo Arte por la memoria, no hemos sido convocados a estos eventos, ni hemos recibido alguna invitación oficial. Alguna vez, alguien que trabaja en el proyecto del Museo de la memoria nos contacto para que le demos alguna pista de lo que podría ser una sala de arte. Nos dijo claramente “sé que nadie me va a hacer caso pero quiero dejar mi propuesta”.
¿Qué propuestas le dieron?
Iba más que nada por lo que te decía hace un rato. Nuestro pueblo es eminentemente visual, fue visual antes que escrito incluso, y durante la época de violencia el poblador del ante utilizó sus herramientas culturales para hacer memoria. A nosotros nos pareció importante incluir los retablos, las tablas de Sarhua, las piezas de arpillería. Equiparar y tener en la misma sala, bajo el mismo nivel de importancia y valor, las obras del arte académico de artistas limeños con el denominado arte popular. Para nosotros esa diferencia no existe. Ojalá se llegue a tomar en cuenta esta respuesta.
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