Un triunfo
Cuando Andy Polo emprendió esa corrida hacia el arco norte del estadio Miguel Grau del Callao el pasado viernes 6 de Mayo, Universitario de Deportes parecía escapar de la avalancha de problemas que lo acechan desde hace meses.
Ese zurdazo osado como su juventud, lleno de ambición, de sed de triunfo, de fe pero también de desahogo, batió al portero Noriega para marcar el camino del conjunto merengue hacia el triunfo; para despertar el ánimo de sus compañeros, para reafirmarles que durante 90 minutos era posible olvidarse de los pagos incumplidos y de las amenazas de suspensión.
Fue una carrera que duró tan sólo nueve segundos pero que fue enorme para los jugadores e hinchas por lo que significaba. Universitario vencía al puntero del campeonato, a Cienciano, con un 5-0 que no dejaba espacio a dudas. Un baile que hizo callar los insultos de la trinchera contra el técnico Del Solar y que colocaba -sorprendentemente- a Universitario en lo alto de la tabla, en medio de una semana caótica.
Veinticuatro horas antes al encuentro, Universitario estuvo a punto de ser suspendido por la ADFP. Al haber incumplido el pago a sus jugadores durante casi tres meses, la Asociación le exigió al club cancelar la deuda y presentar los planillones de pago de al menos dos meses. El plazo dado fue hasta el jueves 5 de Mayo a las 6:00 p.m.
La incertidumbre reinaba fuera del complejo deportivo Esther Grande de Bentín, donde el plantel crema ha decidido entrenar mientras no se les pague. El presidente del club, Julio Pacheco y el gerente deportivo, Enrique Sánchez, ingresaron al complejo cerca de las tres de la tarde.
La deuda con el plantel no se había cancelado, por lo que el presidente había llegado para convencer -rogar- a los jugadores de que dieran su aprobación a que la dirigencia presentara los planillones como si hubiesen cobrado.
Chemo Del Solar –con la tensión dibujada en el rostro- llamó a sus jugadores a una reunión privada. Tras media hora de conversación el técnico hizo pasar al camerino a los dos dirigentes. Sin embargo, no todos estuvieron de acuerdo, Jhon Galliquio, uno de los referentes del plantel y actual capitán, se retiró sin escuchar a Pacheco y compañía.
La conversación duró un cuarto de hora, los dirigentes se retiraron del complejo deportivo sin declarar a la prensa, era evidente que no habían logrado su propósito. Faltaban 2 horas para que la U fuera suspendida del campeonato. Chemo volvió a ingresar al camerino, tras volver a conversar con sus jugadores, llamó por celular al presidente. Pacheco ingresó de nuevo a las 4:30 de la tarde y a las cinco tenía ya la aprobación del plantel.
Cuentan en la Asociación que Enrique Sánchez, el gerente deportivo, llegó con los planillones faltando un minuto para vencerse el plazo. Con esto Universitario fue habilitado para jugar ante Cienciano. Contra todo pronóstico, la incertidumbre no afectó el rendimiento de los jugadores: ganaron, gustaron, golearon y, de paso, salvaron a la institución. Mérito únicamente de ellos.
Un empate
Pero los problemas no terminaron. Tras la victoria, Universitario volvió a los entrenamientos el lunes y el plantel seguía impago. “No es fácil entrenar pensando en que te falta pagar el colegio de tus hijas o en que te van a quitar el departamento nuevo” -fue lo que dijo Chemo en una entrevista radial, refiriéndose a sus jugadores.
Las cosas en Universitario fueron de mal en peor. Los desayunos se volvieron colectivos a la fuerza. Los más experimentados del club y el cuerpo técnico tuvieron que poner de la suya -en más de una oportunidad- y comprar panes, lácteos, cereales y frutas para que los más jóvenes del plantel no entrenen con el estómago vacío.
Al final del entrenamiento del martes en el Esther Grande de Bentín, cinco jugadores juveniles se acercaron a Chemo. Le comunicaron que ya no podían ir a entrenar porque no tenían para el pasaje. Del Solar tuvo que darles de su bolsillo para la movilidad de la semana. Desde entonces, el “Puma” Carranza -asistente técnico de Chemo- los ‘jala’ de Lurín a Lima al final de las prácticas.
El miércoles 11 de Mayo la prensa deportiva no hablaba del partido que la U iba a tener contra Intigas en Ayacucho al día siguiente, sino del alejamiento de sus dos fichajes estrellas: Pablo Vitti y Johan Fano. Al argentino se le adeuda tres meses de sueldo, además de 600 mil dólares correspondientes al pago de la prima por su traspaso desde la San Martín a Universitario.
A Johan Fano se le debe cerca de 70 mil dólares (dos meses de sueldo) pero su supuesto alejamiento se debía más a una propuesta del Junior de Barranquilla para contar con él. Fano no negó la intención del Junior por ficharlo pero aseguró que en sus planes no estaba abandonar la tienda crema.
Por su parte, Vitti, quien habría podido renunciar al club hace un mes, negó las insinuaciones sobre su alejamiento. “Yo vine para triunfar en Universitario y eso es lo que voy a hacer” -señaló a la prensa, tirando abajo uno de los tantos rumores que nunca faltan cuando un equipo atraviesa una crisis.
Universitario llegó a Ayacucho una hora antes del partido. El equipo decidió, una vez más, no concentrar antes del encuentro y viajar con el tiempo justo para llegar a la cancha. El equipo bajó del avión con el uniforme puesto y se trasladó de inmediato al estadio Ciudad de Cumaná.
Pese a la altura y a lo difícil que es esa cancha para la U -las cuatro veces que la visitó perdió- el triunfo estuvo a su alcance. Con más ganas y amor propio que esquema de juego, logró dominar a un Intigas que, con diez hombres desde el primer tiempo, no consiguió llevar peligro al arco de Raúl Fernández.
El partido terminó con un 0-0 que le quitó la posibilidad a Universitario de ser puntero. Sin embargo, la posición en lo alto de la tabla se mantuvo; el equipo seguía al acecho del primer lugar. Así regresó a Lima, a los problemas.
Una derrota
“En la U de lo último que se habla es de fútbol” -afirmó el técnico Del Solar al finalizar las práctica del viernes 13 de Mayo y tras enterarse que la SUNAT ordenó la subasta de dos lotes de Campo Mar, la sede de playa del club.
La SUNAT, institución a la que el club estudiantil le debe más de S/. 90 millones, anunció para el 18 de Mayo el remate de los lotes A y B de Campo Mar, de una extensión de502048 metros cuadrados y valorizados en S/. 72.51 millones. Mientras la institución perdía uno de sus bienes más preciados, el equipo debía enfocarse en el partido con Cobresol.
Parece que en Ate llueve sobre mojado. El sábado, el gerente deportivo de Sporting Cristal, Juan Carlos Oblitas, anunció que llevaría hasta la Comisión de Justicia de la Asociación su reclamo para que le otorguen a Cristal los tres puntos del partido contra la U.
El reclamo se basó en que Universitario ya debía dos meses de sueldo a su plantel cuando se enfrento al cuadro celeste, incumpliendo una de las normas de la asociación. Para Oblitas, los merengues debieron ser impedidos de jugar el partido, dándole a Cristal los tres puntos por W.O.
A este reclamo se unieron los presidentes de los clubes Alianza Atlético y Sport Boys, anunciando que llevarían hasta la última instancia su pedido. La dirigencia crema minimizó el reclamo como un mecanismo de defensa. Saben que si la Asociación le da la razón a Cristal, también debería dársela a los otros dos clubes. La U, entonces, sumaría dos W.O. y según el reglamento se iría a la baja.
El domingo 15 de Mayo la U salió al campo a enfrentar a Cobresol. Pese a las promociones en las entradas, las tribunas del Monumental lucieron semivacías. Sólo la Trinchera y la Barra Oriente pusieron el calor a una noche de por sí fría.
Ni el gras del Monumental le podía dar calidez a la velada. Luego del concierto de Paul McCartney, la cancha del Monumental quedó completamente destruida. Con todas las deudas que afronta el club parece que se verá así por mucho más tiempo.
Universitario volvió a ser el equipo sin ideas de fechas pasadas. Aburrido, lento, predecible. Rotó el balón de un lado a otro, evidenciando la ausenta de un esquema de juego. Los ataques por las bandas de Alva y Miguel Torres terminaron siempre en centros ‘por compromiso’ a la espera de algún cabezazo certero que nunca llegó.
Los silbidos se multiplicaron. El nerviosismo en la tribuna y en el banco de suplentes era evidente. La U, otra vez con más ganas que fútbol, intentó romper el empate. Sus rivales directos habían ganado, no podían perderse puntos si se quería seguir arriba.
Todo el cuadro crema estaba al ataque cuando en los descuentos del partido, Caicedo, el delantero colombiano del Cobresol, recibió un pelotazo desde la otra área. La bajó, amagó a Galván, entró al área por el lado izquierdo y clavó un puntazo en el arco de Fernández.
Los temores y las dudas se apoderaron del coloso crema. La U perdió 1-0, cayó por primera vez en lo que va del año de local. Perdió el paso en esta apretada lucha por el campeonato pero, sobre todo, dio muestras de que el equipo no aguanta más, de que obtener un buen juego en esas condiciones de trabajo es casi imposible, de que el campeonato está más lejos que lo que muestra la tabla.
La Trinchera empezó con los insultos a Chemo, tal vez sin darse cuenta de que las responsabilidades van más allá del técnico. Hoy la U no lucha por obtener su estrella número 26, hoy la U lucha por su sobrevivencia como institución, por no caer en el caos y terminar sin vida, como el gras del Monumental.