lunes, 20 de junio de 2011

Huaqueando cultura




Ser coleccionista privado en nuestro país no es fácil. No sólo se necesita cumplir una serie de requisitos y pasar por toda la burocracia interminable del sistema, si no también, se tiene que buscar la forma de solventarse y de salvaguardarse solo.

Si una persona quiere mantener una colección privada de cualquier elemento histórico de nuestro país no cuenta ni con la protección ni ayuda del Estado. Corre el riesgo además de ser asaltado ya que el gobierno tampoco se preocupa de proteger las colecciones (menos a los coleccionistas).

Pero además, los coleccionistas rara vez obtienen sus piezas de manera legal. Suelen ser objetos huaqueados, vendidos en el mercado negro nacional e internacional. Por una parte “rescatan” nuestra cultura, pero por otra alimentan un negocio turbio que sigue dando mucho dinero a costa de nuestra historia.

El caso Sipán

La cultura pre-inca más popular de nuestra historia es también la más huaqueada. El control en el departamento de Lambayeque sobre esto es casi nulo. No sólo por que la policía no puede controlarlo, si no porque hay lugares a los que los arqueólogos llegan demasiado tarde, pero el pueblo no.

En una entrevista Carlos Wester, el director de Museo Bruning de Lambayeque, el primer museo creado en este departamento, sostuvo que la Ley de Protección del Patrimonio no es producto del conceso de especialistas, sino que está elaborada para que aquellas tendencias irregulares puedan mantener el mismo estatus o para permitir que los bienes arqueológicos inmuebles sean susceptibles de desamparo legal.

Señala además que “no hay ninguna disposición que establezca el registro inmediato de todos los monumentos arqueológicos en los registros públicos, por lo tanto un monumento al no contar con registro en la instancia correspondiente no puede ser susceptible de defensa salvo por una acción de presunción”. Es decir, que hasta que la ley no crea que realmente algo ha sido violentado y lo establezca puede seguir siendo explotado.

Para el arqueólogo la figura del coleccionista privado ayuda al cuidado del patrimonio salvo en aquellos casos en los que buscan enriqueserce. Hay familias como la familia Larco en Lima, la familia Casinelli en Trujillo, el Sr. Batisttini en Chiclayo que son dueños de piezas de Sipán, “pero debo de distinguir entre coleccionistas y aquellos que usan la figura de coleccionista para enriquecimiento ilícito y encubrir sus recursos mal habidos.” dijo refiriéndose Enrico Poli, quien
“dice que sólo muerto las entregará y como goza del amparo de la legislación no hay forma de quitárselas”, acotó.

En cuanto al huaqueo mencionó: “en los 20 años que trabajo en el Museo no habido mes que no haya recibido una denuncia por destrucción del patrimonio y en solo dos años de esos 20 habremos recuperado más de 3000 objetos”.

Los coleccionistas

Quizá el coleccionista privado más conocido (y cuestionado) en nuestro país es Enrico Poli, un italiano residente hace más de medio siglo en nuestro país, quien tiene un museo privado en Lima, muy visitado por su impresionante colección de huacos, según él, originales. Sin embargo, casi todos ellos fueron extraídos de las huacas de Sipán, muchas veces por encargo o por él mismo.

En una entrevista a Perú 21, Poli afirmaba que hizo su colección comprando las piezas en el mercado negro y también huaqueando porque “es un deporte nacional”. Agregaba: “¡Lógico, y me enseñaron! Todas las veces que he ido a las haciendas de las grandes familias, después del almuerzo había tres o cuatro indios por cada uno para ir a huaquear. ¿O es invento mío? ¿O no la han hecho todos los limeños? Y como un regalo: "Yo te obsequio las entrañas de mi tierra", para el extranjero”.

Al ser cuestionado sobre su colección menciona “los nacionales no se la merecen. Y ahora que me falta poco, porque mi futuro es todos los días, siento dolor por eso, porque no se lo merecen. Debería encenderla, volarla, traficarla, desaparecerla... En vez de decir qué bueno, comienzan nooo, ¿cómo tienes esta cosa?, ¿cómo compró Sipán? ¿Y por qué no lo compró el tarado que dice que descubrió Sipán? ¿Que lo descubrió Walter Alva? ¿Y entonces por qué lo tengo yo? Sipán fue descubierto por los huaqueros y, después, cuando ya estaba expuesto acá, y habían salido a exponerse a París con todas las de la ley, hablaron del Señor de Sipán. ¿Si Poli no lo rescataba, dónde estaría ahora?”

Respecto a los coleccionistas privados dijo: “Son los coleccionistas quienes hacen conocer y le dan valor a los objetos, no el arqueólogo ni el Estado. ¿Por qué se conoció Sipán? Por el maldito Poli. Hasta hoy no se conocería. Y me advirtieron: si lo haces público, te lo quitarán. ¿Ah sí? Pues lo rompo, lo quemo antes. Cuando inauguraron el museo de Sipán, Alva le dijo a Toledo durante media hora que regrese el Señor de Sipán allá. ¿Y por qué no lo cuidó antes, si él cobraba sueldo?”.

Requisitos para ser coleccionista

1.Declarar de donde vienen las piezas

2.Consignar como las obtuvo

3.Hacer la fichas técnicas

4.Pagar los derechos al Ministerio de Cultura

5.Consignar el lugar de exposición

6.Invertir fondos propios en las manutención y cuidado de las piezas.

Hecha la ley...

La Constitución Política del Perú en su Artículo 21 señala que los bienes culturales, y provisionalmente los que se presumen como tales, son Patrimonio Cultural de la Nación, independientemente de su condición de propiedad privada o pública, es decir están protegidos por el Estado.

Además es protegido con la Ley General del Patrimonio Cultural de la Nación 28296 (Julio 2004) y su correspondiente reglamento (1 junio 2006) que establece el registro y protección de los bienes muebles e inmuebles por parte del Estado y de los propietarios privados. También con tratados internacionales como el formado con UNESCO (Convención sobre la protección del patrimonio mundial cultural y natural).

Pero esta Ley, fue modificada en el 2008, validada por el Presidente Alan García y varios de sus ministros, para favorecer la ejecución de obras públicas. A partir de esto, se excluye la aprobación del Instituto Nacional de Cultua para autorizar edificaciones nuevas o remodelaciones que involucren al patrimonio nacional.

Si bien la pena por estos delitos va de tres a 8 años de cárcel, nada hace que este problema cese. Y es que es difícil exigir respeto por nuestra historia, cuando el propio Estado promueve la violación de nuestro patrimonio.

Hay casonas derrumbadas para hacer edificios de oficinas. El Intihuatana sufrió un quiñe hace algunos años porque se grabó ahí una publicidad de cerveza. Entonces, ¿qué protección existe? El propio Estado está vulnerando la constitución política y también las obligaciones contraídas ante UNESCO.

Soluciones

Para Carlos Wester Perú debería imitar el caso mexicano. “La solución puede inspirarse en la experiencia Mexicana en la que el estado pone un plazo y límite para registro de colecciones privadas, las que nunca deben dejar de tener su condición de bien cultural y obviamente patrimonio de la nación, no se deben aceptar nuevos casos de inscripciones ni mucho menos ampliar colecciones, salvo situaciones excepcionales que se traten de recuperaciones hechas desde fuera del país.”

Finalmente agrega: “el tema empieza en la educación, si tu analizas el principio nadie ama lo que no conoce, te das cuenta que a una población que no conoce su patrimonio, que no lo siente como suyo, que no disfruta de su identidad, que no sueña con su nación y que vive en otro planeta no le podemos pedir mucho, entonces un gran desafío es la educación, va a demorar pero es un camino seguro, lo demás son medidas transitorias, eventuales, efímeras, fáciles de esquivar”.




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