Estudiaste arquitectura, ¿cómo descubres el gusto por la fotografía y el arte?
Primero estudié ingeniería pero no termine la carrera. Hice tres años, los básicos que son para todas las carreras de ingeniería. Empecé a estudiar arquitectura y mientras estudiaba hacía cursos de pintura y escenografía. Había hecho cursos de fotografía mucho antes de ingeniería. Sabía que me gustaba la arquitectura y las maquetas pero no sabía para donde iba. Uno simplemente tiene que seguir su intuición, seguirla siempre es importante. Ahora sé que todo tiene un porqué.
¿En algún momento de tu trabajo has encontrado que la intuición y lo inconsciente están hablando de un momento de tu vida?
Sí me ha pasado. A veces se mezclan en la mente, el pasado y el presente. La mente no difiere, son como los sueños en que estas en el pasado y no te marca el tiempo. Aparecen estas imágenes y están mezcladas, pero bueno eso es más psicológico. Entonces pasa en la obra también. La razón a veces acompaña, soy muy reflexivo, pero en los momentos que tengo que crear o jugar no tengo que pensar. Después pienso a ver qué es y me paso horas reflexionando.
¿Porqué fotografiar una realidad recreada en vez de la realidad misma?
En realidad no lo elegí. Empecé haciendo maquetas y las fui fotografiando, era lo que me gustaba. Creo que es el hecho de remontarse al momento en que jugaba y construía una realidad que era mi mundo, como todos cuando somos chicos. Después la realidad nos hace ver cual es el mundo verdadero. Pero soy consciente de que eran momentos especiales, era una forma esperanzadora de un mundo más armónico. Creo que el arte es eso y tiene que ayudar a mejorar el mundo porque nos transmite algo de luz y creo que está dentro de nosotros.
Como dueño de este pequeño entorno, ¿has pensado en romperlo y salir de la realidad?
Me está pasando más ahora. Antes me interesaba que las maquetas se vean lo más real posible. Era casi llegar a un lugar extremo o barroco, en donde uno se regodea en los detalles. Me interesaba llegar a un lugar que es casi perfecto, como la pintura que se parece mucho a la foto. Después, la pintura va a preguntarse sobre sí misma y es un poco lo que me paso a mí. Encontré un punto casi perfecto que era lo que buscaba y tuve la necesidad de liberarla, no diría romperla. Mi trabajo es buscar hasta dónde puede la maqueta liberarse para transmitir una emoción.
En promedio, ¿cuánto tiempo te toma en realizar cada maqueta?
Tuve periodos en que hice seis maquetas por año, tuve periodos que hice dos. Normalmente me lleva un mes y medio hacer una pero hubo maquetas que fueron muy complejas y me tomé mucho tiempo para realizarlas. No se puede manejar el tiempo. Primero está la idea y luego está el proceso de materialización, que es el proceso donde uno idea, juega, define y luego la obra te dice qué es.
¿Te defines como artista?
Al principio me costó definirme como artista porque soy arquitecto. Cuando salía del país y tenía que llenar papeles ponía arquitecto, después me anime a poner fotógrafo y ahora pongo artista. Hacía maquetas y las fotografiaba, entonces al principio me consideraba fotógrafo. Ahora, hace unos años, me animé a poner artista en los papeles que hay que llenar antes de subir al avión, antes no me animaba.
Como ves la semana de arte en Lima
Recién empieza para mí. Ayer fue la inauguración y vino mucha gente. Veo que hay un gran interés de los jóvenes y eso me encanta. Se está viviendo un momento muy explosivo, de mucho interés por el arte. Toda esta movida ha sido muy publicitada y ha tenido mucha prensa. Por lo que vi en Lima, en la feria de foto del año pasado, hay un interés muy grande por lo que pasa con el arte. Vine al ‘Lima Photo’ el año pasado y me gustó mucho; y cuando me hablaron de participar este año, no lo dudé.
Baba Yaga. Maqueta y fotografía hechas por Dino Bruzzone
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