martes, 14 de junio de 2011

Sin gallinazos ni plumas

Podía haber sido una tarde normal de trabajo, podía haber tenido un regreso tranquilo y cotidiano a casa pero no. El 7 de mayo Mariano Raurau, de 53 años de edad dejó de existir bajo la basura.

La familia Raurau vivía en una precaria situación dentro de la Agencia Municipal N° 01 de la Municipalidad de Villa El Salvador. Este hogar para esta familia, hoy sumida en confusión, era también depósito y local de maestranza. Es la razón por la cual las autoridades le exigieron cumplir dos funciones, recibiendo solo un sueldo.

Mariano trabajaba desde hace 8 años en la empresa Diestra, planta de transferencia de residuos sólidos, como vigilante. Con las nuevas autoridades Mariano ya no solo ejercía el puesto para el que fue contratado sino que también hacia las veces de operario de uno de los vehículos compactadores, el de placa XG-1557.

Nadie sabe cómo pasó o qué fue lo que sucedió, si fue error de la víctima o si fue alguna falla mecánica. Lo que sí se sabe es que el señor Raurau fue aplastado por aproximadamente ocho toneladas de basura, sin que nadie pudiera auxiliarlo.

Los residuos sólidos con los que trabajaba, lo sepultaron causando la asfixia que lo alejó de este mundo. El evento sucedió en la tarde y el cadáver cubierto de deshechos fue hallado a las 5 de la tarde.

Lo último que pudo haber visto Mauricio fue quizás el rostro de dos de sus compañeros. Y luego sin explicación alguna debió ver todos esos desperdicios cayendo sobre él, indefenso, solo y sin poder encontrar una salida entre tanta bolsa, comida y más restos.

Ese mismo día, Rafael Olivera Salmón, Gerente Municipal de Villa El Salvador se pronunció. El representante de la Municipalidad se comprometió a determinar la responsabilidad administrativa y presentar una denuncia penal contra la empresa Diestra.

Como muchas otras, la familia de Mariano era humilde y él era el jefe de la casa. Su muerte dejó un vacío no solo emocional sino de sustento diario.

Al día siguiente de su pérdida la familia Raurau recibió la visita de representantes de la Municipalidad de Villa El Salvador, quienes dieron un apoyo económico de 500 soles. Además, en compensación y ofrecieron trabajo a la viuda y la hija mayor.

La hija mayor, que aún exige la presencia del Alcalde, pide apoyo para su madre y sus hermanos, como medio de respuesta ante la silenciosa y solitaria muerte de su padre. Los empleos aún no son seguros pero se ansía que las autoridades cumplan y no los dejen al abandono.

La ausencia del padre se confunde con la incertidumbre de cómo sucedieron las cosas y cómo pueden haber finales tan agobiantes sin poder pedir ayuda. En esta historia Mariano Raurau pasó a tener la misma suerte de un personaje de uno de los cuentos de Ribeiro. Acabar la vida en medio de un basural, sin mayor explicación.

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