sábado, 18 de junio de 2011

Efectivos policiales se exceden en el uso de la fuerza

¿Violencia para ser fuerte?

Es necesaria una reforma policial

Incapaces de contener el sufrimiento que los policías del Escuadrón Águilas Negras les habían causado, la familia Falla lloraba la muerte de Gerson (26). Su muerte, el 26 de abril, ha lanzado de nuevo a la luz pública el problema del uso excesivo de la fuerza que invade al sistema de la Policía Nacional del Perú.

A pesar de que existe la Ley Orgánica de la Policía Nacional del Perú, que en su articulo 11, señala que el empleo de las armas de fuego se hará solo cuando los otros medios disuasivos no hayan sido suficientes y se vea en peligro la vida del efectivo o la de otras personas; las armas de fuego parecen ser utilizadas en cualquier intervención policial.

Así también el uso de la violencia en la Policía es considerado impulsivo, arbitrario, ilegal, ilegitimo y no profesional; mas el uso de la fuerza es calificado como un acto discrecionado, legal, legítimo y profesional. Violencia y fuerza son dos cosas totalmente distintas.

Sin embargo, se han podido detectar desfases en la metodología que vienen empleando los efectivos de la Policía Nacional a la hora de administrar la fuerza.


Según una encuesta realizada por la ONG Ciudad Nuestra, solo el 29% de la población tiene una opinión favorable de la Policía. Esto significa que, por lo menos, dos de cada tres encuestados tienen una opinión negativa sobre la labor que realizan los efectivos, una de las razones: violencia policial.

Entonces ¿Qué está pasando en la PNP? ¿Por qué los policías hacen uso excesivo de la fuerza?
Una explicación sería la falta de objetivos institucionales, y que el sistema de recojo de datos e información no están debidamente institucionalizados.

La Policía no tiene nítidamente definidos los perfiles de los futuros oficiales y suboficiales, entonces no se puede orientar adecuadamente sus procesos de reclutamiento y selección de personal.


Es preocupante que en la PNP todavía no existe un consenso claro y definido sobre su razón de ser como organización y el papel que debe cumplir en la sociedad peruana. Esto porque todavía persiste en el interior de sus filas diferencias conceptuales que dependen de la ex institución de la que provienen sus miembros.

Existen problemas en la gestión de los recursos humanos o calidad del personal. El 70% de la Policía ha cursado sus estudios secundarios en colegios nacionales. Teniendo en cuenta las características de la educación estatal, se puede decir que el nivel educativo que traen los oficiales y suboficiales debe ser reforzado en las escuelas de suboficiales.

Sin embargo, también se ha modificado la Ley de la Policía Nacional, flexibilizando las formas de ingreso y el tiempo de perm anencia, a fin de captar profesionales y técnicos.


Durante los últimos cuatro años se han creado por lo menos 11 escuelas de suboficiales, lo que ha generado que, en el 2010, se cuente con un total de 25.

Gustavo Carrión, quien fue director general y antes director de Instrucción y Doctrina de la Policía Nacional, sostiene que si bien es bueno que se haya incrementado significativamente el número de policías en los últimos años, ello se ha hecho a costa de sacrificar la calidad de la formación.“La mayoría de las escuelas de suboficiales no cuentan con instructores ni con facilidades ni equipos mínimamente adecuados para proveer a los policías de una mínima formación”, recalca Carrión.

También dice, "Alrededor de 5 mil de los 13 mil nuevos policías son licenciados de las Fuerzas Armadas que recibieron una formación de seis meses antes de ser desplegados para el servicio, lo que resulta claramente insuficiente, ya que la formación y experiencia militar son poco relevantes para el trabajo policial "

Estrés

A la falta de calidad en la formación académica, se suma el factor de estrés. Edson Berríos, comisionado de la Adjuntía en Asuntos Constitucionales de la Defensoria del Pueblo, indicó que en el 2008 encontró un alto nivel de estrés en algunos miembros policiales debido al régimen laboral que, tras 24 horas de servicio, los obliga a buscar en sus días de franco labores de vigilancia particular para obtener más dinero.

“La PNP tiene un departamento de apoyo psicológico pero no se da abasto. Los agentes involucrados en casos que ponen en tela de juicio su capacidad mental deberían ser objeto de seguimiento y monitoreo, pero esto no se hace en la actualidad”, asegura.

No solo hay problemas en la gestión de los recursos humanos y en la organización, sino también en la política de equipamiento y modernización tecnológica, especialmente en comunicaciones e informática.

Reforma policial urgente

Para Gino Costa, consultor en seguridad ciudadana y ex ministro del Interior, la raíz de este problema está en la ausencia de una ley de la carrera policial. Esta deberia establecerse con claridad, sobre la base del mérito y la excelencia. Se necesita claridad en las reglas de juego esenciales; con relación al ingreso, la formación, capacitación y especialización; la evaluación del desempeño; los incentivos y los ascensos; la asignación de responsabilidades; el régimen disciplinario; y el término de la carrera.

Este asunto ha estado en agenda durante la última década y poco se ha avanzado. En el 2004, en el marco de la reforma policial, se logró un proyecto de ley que no llegó a ser presentado hasta la gestión de Pilar Mazzetti, en el 2006, y cuya discusión en el Congreso no prosperó. Es urgente volver a ponerlo en agenda.

Para una administración eficiente de los recursos humanos de cualquier organización, sea pública o privada, se requiere de una serie de insumos básicos que permitan el diseño adecuado de políticas, estrategias y acciones.

Por un lado, se necesita conceptos claros sobre el tipo de organización que se quiere tener (visión, misión, objetivos, funciones, perfiles, etcétera) y, de otro lado, datos fidedignos y sistematizados de sus integrantes que faciliten la toma de decisiones sobre sus fortalezas y debilidades, que otorgue puestos correctos a los miembros correspondientes.






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