Es muy extraña la sensación que se siente al saber que la policía mató a dos ladrones en una persecución y enfrentamiento a balazos a solo unas cuadras del lugar donde uno vive. Después de tanto escucharlo, parece que ahora sí la delincuencia está a la vuelta de la esquina.
El pasado domingo fue un día de elecciones para todos los peruanos mayores de edad. Sin embargo, para algunas malas personas parece que este día significa una oportunidad para en robar casas que se encuentren deshabitadas, precisamente porque sus dueños salieron a cumplir con su deber como ciudadanos.
Dos agentes de seguridad, a bordo de un patrullero de emergencias, cumplían con las rondas que acostumbran hacer para mantener la seguridad en su distrito, pero alrededor de las 3 de la tarde se dieron cuenta del asalto a la casa ubicada en el Jirón Los Gladiolos 1762, en el Cercado de Lima.
Los cuatro ladrones se estaban llevando computadoras, joyas y dinero en efectivo pero se percataron de la presencia de los policías y prefirieron huir. De inmediato, subieron en el sedán negro de placa BIL - 471 en el que iban a transportar lo robado y emprendieron la fuga a toda velocidad. El patrullero inicio la persecución y los bandidos decidieron dispararle en varias ocasiones para disuadirlos. Los efectivos de la policía respondieron y se desató una balacera en toda la avenida.
“Uno de los disparos le impactó en la cabeza” señaló Luis Campana, miembro del Escuadrón de Emergencias, quien llegó hasta el lugar para apoyar en las investigaciones. María Milagros García Hernández (27), quien huía junto a sus compañeros fue quien recibió ese disparo. La lanzaron del auto, al parecer sin vida, y cayó a un lado de la Huaca Mateo Salado, ubicada frente a la Plaza de la Bandera.
Los ladrones fueron seguidos hasta la altura de la cuadra 25 de la avenida Venezuela, donde terminaron acorralados. Dos de ellos lograron escapar y el tercero, Cristian Bernardo Amorín (33), fue abandonado mientras agonizaba en el auto que quedó estacionado a un lado de la calle.
El vehículo estaba lleno de impactos de bala, la mayoría en la parte baja del chasis, por lo que se podría deducir que la policía le apuntaba a las llantas. Además, se descubrió que la placa original era B2N-000. La que llevaba en ese momento era clonada.
Los curiosos no tardaron en aparecer y en menos de una hora el lugar estaba lleno de vecinos y transeúntes que regresaban de votar. La policía cercó el lugar para que las personas no se acerquen y los peritos hagan su trabajo.
Los familiares de Milagros García aparecieron y afirmaron que “todo fue un error, Milagros es una joven cosmetóloga y no una ladrona”. Sin embargo, la policía la sindica como parte de una banda de asesinos que mataron a un cambista y a un vendedor de salchipapas la semana pasada.
¿Se puede tener tan mala suerte?, ¿fue todo un error o fueron las malas juntas? Solo es posible afirmar que, en la actualidad, la inseguridad campea en Lima y esto sí no es cuestión de suerte.
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